El Ministerio Diseñado por Dios

Uno de los libros más importantes relacionados con el Ministerio

Capítulo #1: Explicación del término bíblico “Ministerio”

Capítulo #2: Cinco Dones Ministeriales Principales; que incluye la definición de cada don ministerial, sus naturalezas ministeriales, sus caracteres ministeriales, las evidencias bíblicas que confirman cada uno de estos dones ministeriales.

Capítulo #3: Objetivos de los Dones Ministeriales; propósitos detrás de la asignación de cada don ministerial; la estructura bíblica en la cual Dios diseñó el cuerpo de Cristo para funcionar. 

Capítulo #4: El esquema bíblico de los dones ministeriales restantes; los dones ministeriales de ayuda, de gobierno; que son pilares de apoyo de la estructura bíblica de las congregaciones locales.  

Conclusión

CAPITULO 1

Explicación del Término Bíblico ‘Ministerio’

“Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor [sirviente]”. Mateo 20:26

L a asignación ministerial es una de las definiciones más importantes que deben ser consideradas a lo largo de la vida de todo cristiano nacido de nuevo. Desafortunadamente, esto no ocurre en la vida de los cristianos en todo el mundo. La razón es que las iglesias locales no están enseñando las Escrituras a los creyentes, lo cual invalida el mandato dado por el mismo Cristo en el siguiente pasaje:

“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Matthew 28:18-20

La palabra griega utilizada en Mateo 28:19 para “enseñándoles” es “mathēteuō”, que significa “hacer un discípulo de, formar en la condición de discípulo”. Como he dicho muchas veces antes, cuando una palabra tiene un significado múltiple, debemos basarnos en el asunto y el contexto del texto, para aplicar el significado correcto. La implicación de la palabra griega “mathēteuō” en este pasaje expresa específicamente la “formación de un discípulo en el conocimiento de la Palabra de Dios”. Debo aclarar que dicha formación ha de producirse después de que alguien esté naciendo y no antes. ¿Cuál es la razón de ello? La respuesta se encuentra en Juan 3:3 “Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. La palabra griega utilizada para “ver” en este pasaje es “eidō” que aquí mismo significa: “percibir, discernir, entender”. Nadie es capaz de percibir, discernir o entender el reino de Dios a menos que esa persona nazca de nuevo. Tal experiencia removerá la naturaleza pecaminosa que se heredó de la desobediencia de Adán, la cual se expresa en Romanos 5:12. El sacrificio de Cristo en la cruz y su resurrección, dio a cada hombre la oportunidad de cambiar de esa naturaleza pecaminosa a una posición recta ante Dios. Como se afirma en Romanos 5:17-21; 2 Corintios 5:17. Si tú alteras la naturaleza espiritual de una persona al presentarle el evangelio de Cristo, posteriormente, dicha persona puede ser formada como discípulo, y el tiempo empleado en ello tendrá más abundancia de frutos. Pero si, por el contrario, tratas de formar a un discípulo que no tiene experiencia del nuevo nacimiento, el trabajo será más difícil de lo que debería ser. Y esto no garantiza que esta persona permanezca como discípulo de Cristo. Por supuesto, la Palabra de Dios es tan poderosa que puede hacer la obra en el corazón de cualquiera. El punto que estoy tratando de traer es que debemos predicar el evangelio de Cristo a los impíos en lugar de doctrinas; Cambiar su naturaleza espiritual y la palabra caerá en su nuevo espíritu nacido de nuevo, y traerá resultados. Pablo reveló en 2 Corintios 2:14 la situación espiritual de aquellos que no han nacido de nuevo:

“Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”

Dicho esto, una vez que una persona cambia su naturaleza espiritual, puede ser instruida en las Escrituras. La iglesia ha fallado en seguir este mandamiento divino, independientemente de la razón. Y esto ha producido una condición dentro de las iglesias que hoy vemos a muchos creyentes asistiendo a las congregaciones sólo por rutina. No hay crecimiento espiritual, ni manifestación de los dones del Espíritu Santo, ni la manifestación del poder de Dios. Mientras no obedezcamos lo que dice la Palabra de Dios, nada cambiará. Debemos comenzar a formar a cada creyente en la Palabra de Dios, para que lleguen a ser verdaderos discípulos de Cristo. Esta formación en la Escritura les revelará cuál es la asignación ministerial de Dios para ellos. Cada persona que ha nacido de nuevo ha recibido un llamado divino para servir a Dios, y tristemente, la mayoría de los creyentes no tienen idea de cuál es esa asignación divina. No pretendo responder a todas las preguntas relacionadas con la ministerial divina en este libro, ya que se trata de un tema muy amplio, pero sí expondré una definición clara del don ministerial. No te dejes engañar por los títulos o cargos que se dan en ciertas congregaciones para controlarte. Dios no honra los títulos, ni las posiciones, sino el obedecer su propósito divino para ti. Es tu prioridad número uno, una vez que has nacido de nuevo para averiguar cuál es. Ten esto en cuenta, ningún hombre puede darte una asignación ministerial, que viene sólo de Dios. Ningún hombre puede darte un don ministerial, sólo el Señor puede dártelo. Mira lo que dice este pasaje: Efesios 4:11 “Y él [Cristo] mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”. La congregación local debe confirmar la asignación ministerial que tú recibiste del Señor, es decir, después de haber nacido de nuevo. Es responsabilidad de la congregación local instruirte en las Escrituras, y al hacerlo, Dios te revelará qué tipo de asignación ministerial has sido llamado a ejecutar. Como dije al principio de este capítulo, es importante que nos enfoquemos en el propósito bíblico en la vida de cada creyente. Es realmente peligroso no saber a qué te ha llamado Dios, porque esto dará ocasión a que Satanás te engañe para que hagas cosas que Dios nunca te ha llamado a hacer. En ese punto hay un modelo existente usado por muchas congregaciones donde después de que pasas tal cantidad de tiempo, el liderazgo de la congregación local te asigna una posición, o título, en esa congregación, y te quedarás en tal posición hasta que ellos digan lo contrario. No por desempeñar un cargo dentro de la congregación serás recompensado por Dios. Lo que importará en ese día cuando estés ante el Señor no es lo que hayas hecho, sino lo que el Señor haya realizado a través de ti. Muchos tienen la falsa creencia de que tienen que hacer mucho trabajo para el Señor, sin siquiera consultar con el Señor si tal trabajo es parte del propósito de Dios para sus vidas. No me malinterpreten, todos debemos trabajar en la difusión del evangelio de Cristo, pero cuando se trata de la asignación ministerial, debemos estar seguros de que Dios nos llamó a hacer tal trabajo ministerial. O será, como Pablo escribió en los siguientes pasajes:

“Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego”. 1 Corintios 3:10-15

En los pasajes mencionados, Pablo expresó su total confianza en conocer su lugar en el cuerpo de Cristo. Este conocimiento y convicción expresada no fue obtenida de la noche a la mañana, sino a lo largo de los años de su caminar en la asignación ministerial. La falta de claridad en este tema ha hecho que muchos creyentes caminen en su asignación ministerial con dudas e incertidumbre, lo cual puede influir en su caminar y trabajo ministerial en el Señor. Y esto puede ser utilizado por Satanás para robar sus recompensas espirituales [Apocalipsis 3:11]. Ruego al Señor que este libro pueda responder a las preguntas fundamentales y mitigar cualquier incertidumbre con respecto a su asignación ministerial. En los próximos capítulos detallaremos en profundidad los pasajes mencionados, y la correcta aplicación de los mismos en relación con el don ministerial. A continuación, vamos a explicar el significado del término “ministerio”. La palabra griega usada para “ministerio” es “diakonos”; que significa; “Uno que provee algún tipo de servicio, o asistencia a otros; un esclavo; ayudante; un sirviente”; entre otros. Cuando se usa en referencia al don ministerial, implica “Uno que obedece la asignación que fue dada por Cristo; especialmente en la propagación del evangelio de Cristo”. La idea detrás de la expresión “ministro” es servir con una disposición humilde. Hoy en día, la expresión ha sido sustraída del contexto original, donde muchos la utilizan para controlar y manipular a otros para beneficiarse de la misma. En Mateo 20:20-28, Jesús dio una clara explicación del significado del concepto. Una de las razones por las que muchos han corrompido la expresión “ministro” es su origen corrupto. Por lo tanto, ellos fueron criados bajo tal sistema corrupto, donde usaron por años el mecanismo del sistema pecaminoso, y después de recibir a Jesús como Salvador, siguen usando el mismo mecanismo corrupto. Llegan a ser líderes en una iglesia local y como no han sido procesados por Dios, en la cual se supone que deben rendir todo al Señor, pero en vez de esto, siguen usando el mismo mecanismo corrupto. Utilizan el ministerio para enriquecerse y ser servidos por otros. Observe lo que Jesús mencionó en Mateo 20:25 “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad”. Muchos siguen arrastrando la misma mentalidad que tenían antes de conocer a Cristo. El versículo 26 del mismo pasaje lo enfatiza de nuevo: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor”. Ahí mismo se puede observar el principio divino: “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor”. El sistema pecaminoso funciona en la dirección opuesta, donde el ego de cada persona quiere estar por encima de los demás, y ser servido. Una persona que ha nacido de nuevo debe ser cambiada por Dios antes de que se le dé una responsabilidad de liderazgo. Todos los que nacieron de nuevo fueron llamados al servicio. Cualquiera que no haya entendido esto, no debería estar en una posición de liderazgo. A Lucifer no le gustó ser un siervo [Isaías 14:12-14], y se convirtió en un rebelde, junto con un tercio de los ángeles [Apocalipsis 12:4]. Un ministro es un “siervo voluntario de Dios”, que obedece la voluntad de Dios sin titubear. Por tanto, en el sentido amplio del término, todos somos ministros de Dios, llamados a difundir el evangelio de Cristo.

CAPITULO 2

Cinco Dones Ministeriales Principales

“Y él [Cristo] mismo constituyó [asignado] a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.” Efesios 4:11 

En esta sección detallaremos la definición bíblica de cada don ministerial mencionado en las Escrituras; los cuales también consisten en, los dones espirituales asociados con cada don ministerial. El punto central de este libro es desglosar lo que las Escrituras dicen sobre ellos, y que tú te relaciones con ellos de acuerdo a la asignación ministerial que Dios ha diseñado y colocado en ti. Cualquier cosa que no sea mencionada en las Escrituras, no le dedicaremos tiempo; Si tú has leído cualquiera de nuestros libros, puedes ver claramente que cada uno de ellos está cargado de pasajes que apoyan dicho tema. Mucha gente tiende a escribir libros basados en su conocimiento secular, o temas intelectuales; nosotros nos apoyamos en la asistencia del Espíritu Santo, y sólo en las Escrituras [John 14:26; 1 John 2:20, 27].

Ahora, las Escrituras mencionan cinco dones ministeriales principales en el libro de Efesios 4:11; los cuales son asignados para formar el cuerpo de Cristo, porque han sido acomodados en partes específicas del cuerpo. Estos cinco dones ministeriales son apoyados por otros cuatro dones ministeriales mencionados en 1 Corintios 12:28; 1 Timoteo 3:1-7; 3:8-13. Por lo tanto, en este capítulo, vamos a explicar cada uno de ellos. El cuerpo de Cristo está diseñado para ser edificado por estos dones ministeriales, los cuales están designados para trabajar con el mismo objetivo, en unidad y armonía; lo cual, desafortunadamente, no está sucediendo hoy en día en las iglesias. Cada uno de ellos persigue su propia agenda, que en la mayoría de los casos es el control y el beneficio para sí mismo. Ninguna congregación puede alcanzar la plenitud del propósito de Dios sin la operación completa de estos dones ministeriales. A lo largo de este libro tú aprenderás todo sobre el ministerio diseñado por Dios. Ahora bien, una vez que hayas adquirido este conocimiento, no tendrás excusa para no cumplir el plan de Dios para ti. Tampoco podrás culpar a otro de tu negligencia, o de tu falta de compromiso. Ese día, cuando estés ante el Señor, él te preguntará ¿Qué has hecho con lo que te he dado? No hay nada que podamos decir para justificarnos. Como leemos en los siguientes pasajes:

“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.” Eclesiastés 12:14

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Hebreos 4:12-13

Hay una razón por la que este conocimiento te es impartido ahora mismo; Dios te está advirtiendo sobre las responsabilidades que te fueron dadas después de que recibiste a Jesús como Salvador [Ezequiel 3:17-21; Hechos 20:27-28]. Dios honrará a aquellos que han llevado a cabo Su plan mientras están aquí en la tierra; pero si tú has descuidado tu responsabilidad en hacer la voluntad de Dios en tu vida, no serás recompensado. Aunque serás salvo por la gracia de Dios, como se dice en 1 Corintios 3:15:

“Si la obra de alguno se quemare [es decir, se consume por completo como si sólo quedaran cenizas], él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”

La salvación está basada en el sacrificio de Cristo en la cruz, y es concedida por la gracia de Dios, como se afirma en Efesios 2:8-9:

“Porque por gracia [de Dios] sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios [Juan 3:16]; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Pero las responsabilidades eternas se basan en tu obediencia al propósito de Dios; por eso es muy importante que sepas lo que Dios te ha llamado a hacer, después de haber sido salvo. Porque cualquier trabajo hecho por cualquier persona fuera del propósito de Dios, no será contado en el tribunal de Cristo. No se trata de lo que tú haces para el Señor, sino de lo que el Señor hace a través de ti. ¿Cómo puedo conocer el propósito de Dios para mi vida? A través de la formación espiritual que es el resultado de la enseñanza de la Palabra de Dios no adulterada, y la guía del Espíritu Santo. 

Ahora vamos a explicar cada don ministerial mencionado en la Escritura; aunque necesito recordarles que el don ministerial es confirmado a través de la manifestación de los dones espirituales que están diseñados para trabajar con dicho don ministerial. Erróneamente, tendemos a asumir que alguien tiene un don ministerial basado en títulos, o posiciones. Aquí tú aprenderás lo que debes considerar, o discernir cuando alguien dice tener un don ministerial [1 Juan 4:1]. Habiendo dicho esto, comencemos la definición de cada don ministerial de acuerdo al orden dado en las Escrituras [1 Corintios 12:28]. En Efesios 4:11 se establece lo siguiente:

“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,”

Cristo reparte estos cinco dones ministeriales principales en todo el cuerpo de Cristo, también conocido como la iglesia [Efesios 1:22-23], y cada una de estas asignaciones ministeriales tiene una función específica; que explicaremos en el próximo capítulo. Te insto a que dejes de lado cualquier noción preconcebida sobre la definición de los dones ministeriales, que pueda obstaculizar la obra de la Palabra de Dios. Permite que las Escrituras se arraiguen en tu persona interior y produzcan un crecimiento espiritual [1 Thessalonians 2:13; James 1:21].

La Definición Bíblica del Oficio de Apóstol:

La palabra griega utilizada para “Apóstol” es “Apostolos” que significa: “Uno que tiene una asignación divina especial”. La asignación es colocada sobre alguien que ha recibido tal don ministerial; y quien es ayudado a través de las obras realizadas con la autoridad del emisor. No porque alguien imite o reproduzca las obras de un apóstol, significa que sea un apóstol [2 Corintios 11:13-15]. Lo que indica que alguien es de hecho llamado como apóstol es la asignación divina; la cual es confirmada a través de las evidencias puestas a la vista de los demás. Al igual que sucedió al principio, cuando se comenzaron a definir las funciones del cuerpo de Cristo, muchos hombres corruptos se hicieron pasar por las asignaciones entregadas a los apóstoles [Hechos 15:1; Gálatas 2:4, 12-13]. Hoy en día, muchos se han autodenominado apóstoles, pero eso no significa que lo sean; hay diferentes maneras de discernir si alguien ha sido llamado a un don ministerial específico. Por ejemplo, a través del conocimiento de las Escrituras, como ocurrió con el cuerpo de Cristo en la región de Éfeso. El libro de los Efesios está tan lleno de revelación Efesios 1:16-17], y así ellos usaron esta sabiduría para separar a los falsos apóstoles infiltrados en su medio. Obsérvese lo que dice el mismo Señor en referencia a este hecho:     

“Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado [puesto a prueba, o autentificado, ya sea con buena o maliciosa intención] a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado [Daniel 5:27] mentirosos [por la falta de evidencias].” Apocalipsis 2:3

Hay dos palabras clave en la conclusión de este pasaje; “probado” y ” hallado”; que revelan lo que se supone que debemos hacer con cualquiera que afirme ser llamado por el Señor, especialmente con aquellos que se autodenominan apóstoles. Otra forma de distinguir si alguien ha sido llamado a una asignación ministerial particular es a través del “discernimiento espiritual”, como se afirma en el siguiente pasaje:

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 1 John 4:1

Una vez más, vemos el uso de la palabra “probado” relacionado con el mundo espiritual, que debe ser utilizado para discernir el llamado de alguien, o la asignación. A veces la gente se siente intimidada por los títulos y posiciones usadas por algunos hombres, y no se atreven a cuestionar su don ministerial. Si tienes el conocimiento de la Palabra de Dios, y después de esto decides permanecer en su manipulación, Dios respetará tu decisión, pero cuando llegue el momento de ser responsable ante el Señor, y responder por cumplir el propósito de Dios para tu vida, no tendrás ningún tipo de excusas. Cuando se trata del ministerio del apóstol, las Escrituras son muy claras: El apóstol debe tener la clara evidencia de tal asignación ministerial. ¿Qué tipo de evidencia? El completo ejercicio de los otros cuatro dones ministeriales principales, así como la completa manifestación de los nueve dones espirituales mencionados en 1 Corintios 12:8-10. El oficio del Apóstol no consiste en abrir iglesias locales y formar una organización o concilio a través de ellas. Muchos tienen este concepto erróneo sobre el oficio del Apóstol, y todavía, este concepto erróneo está siendo asumido por la falta de crecimiento bíblico. Uno de los propósitos involucrados en el oficio del Apóstol es establecer congregaciones locales, junto con la formación de los otros cuatro dones ministeriales principales. Ya que el oficio de apóstol es el único que tiene la operación completa de todos estos dones ministeriales, él/ella puede levantar, o forjar estos otros dones ministeriales. Hay un principio divino implícito en el siguiente pasaje que puede ser aplicado en este contexto.   

“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.” Génesis 1:11

El principio divino es bastante simple: todo producirá según su especie. Esto se aplica a casi todo lo que Dios ha creado: la naturaleza, los animales, los seres humanos. Este principio divino no se aplica a los ángeles, que no se supone que se reproduzcan porque cada uno de ellos fue creado y no nacidos; su naturaleza fue diseñada con una intención diferente. Y aún así, un grupo de ángeles caídos en Génesis 6:4 decidieron desafiar el orden establecido por Dios y procrearon con las “hijas de los hombres” y el resultado fueron estos gigantes mencionados en el Antiguo Testamento. Jesús habló del mismo principio divino de Génesis 1:11 pero utilizando una manera distinta:

“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos”. Mateo 7:15-18

El lenguaje es muy obvio: “Por sus frutos los conoceréis”. Hay que señalar que el propio Jesús utilizó el principio divino en referencia a los “profetas”, que en este pasaje son falsos. Por lo tanto, los frutos de alguien que se llama a sí mismo “apóstol” es lo que establecerá si en verdad ha sido llamado para llevar a cabo la asignación establecida en las Escrituras, o en realidad es un falso apóstol. El oficio ministerial de cualquier apóstol es establecer a otros en sus dones ministeriales, y no sólo tener un título para controlar, o beneficiarse del evangelio de Cristo. Fíjese donde el oficio del Apóstol está posicionado en el orden estructural establecido por Dios en las Escrituras: 

“Vosotros [todo creyente nacido de nuevo], pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso [a diseñado] Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” 1 Corintios 12:27-28

La palabra griega utilizada para “primero” en el versículo 28 es “prōton”; que significa “el primero en el contexto del espacio o del tiempo”; también puede implicar “anteriormente”; y se aplica en relación con el “rango”: es decir, “La cabeza, el principal, aquél que tiene más responsabilidades, o influencia, u honor”. Cada significado será determinado por el asunto en cuestión, y el contexto en el que se utiliza. Así, aquí en 1 Corintios 12:28 significa; “un lugar o rango en cuanto a la importancia o antes de todas las cosas, aquí se emplea en el sentido de ser el primero en establecer la estructura en la que se establecería el cuerpo de Cristo” [1 Corintios 3:6-10]. Esto es confirmado por el orden dado a los otros dones ministeriales, tales como “en segundo lugar profetas” y “en tercer lugar maestros”. Aparte de esto, en Efesios 4:11 Pablo colocó al “apóstol” como rango en primer lugar debido a la asignación ministerial que implica dicho don ministerial. Estos rangos no implican “favoritismo” [Romanos 2:11; Colosenses 3:25] sino una especie de mayor responsabilidad sobre el que ha sido llamado. Muchos creyentes asumen erróneamente al leer algunos eventos bíblicos que Dios ha enviado a alguien a realizar una función sin estar preparado antes de dicha función. Por ejemplo, algunas personas leen Hechos 9 donde Saulo tuvo un encuentro con el Señor, y después en el capítulo, vemos a Saulo involucrado en la predicación del evangelio de Cristo. Inmediatamente muchas personas asumen que Saulo fue enviado a ejecutar el oficio del Apóstol de inmediato, pero esa suposición está lejos de la verdad. Sí, es cierto que Saulo se dedicó casi inmediatamente a predicar el evangelio de Cristo; lo cual fue ordenado por el Señor en Marcos 16:15 a todo creyente, ya sea que posea alguna asignación ministerial importante, o no. Pero si se sigue el contexto en el que Saulo fue preparado por el Señor, pasó años aprendiendo, y siendo procesado por el Espíritu Santo. Esto es, hasta que es llamado por el mismo Espíritu Santo para ser enviado a realizar las obras de un apóstol, como se establece en Hechos 13:1-3. Más adelante, explicaremos más sobre el carácter del ministro; pero regresando al versículo 27 de 1 Corintios 12, éste hizo una referencia directa a cada miembro del cuerpo de Cristo, pero en el versículo 28 nombró el orden estructural bíblico específico en el que se supone que todos los miembros deben funcionar. Considere también el versículo 28, que enfatiza que Dios es quien asigna a cada miembro a tal tarea ministerial. Si quiere saber más sobre cómo Dios había diseñado dentro de la Divinidad, estas diferentes funciones, por favor lea 1 Corintios 12:4-6. El lugar del oficio del Apóstol está claramente establecido en 1 Corintios 12:28, y confirmado en Efesios 4:11. ¿Por qué es el primero? Porque son los que deben formar otros ministerios. Cristo mismo formó a los primeros apóstoles, para que ellos formen el cuerpo de Cristo, es decir, la iglesia; y así cada uno formado por el ministerio de apóstol se multiplicará en forjar otros con el mismo don ministerial. Lamentablemente, en aquel momento, las cosas se vieron obstaculizadas por las ideas preconcebidas de los apóstoles originales, y el evangelio de Cristo no llegó tan lejos como debería haber llegado. Sí, el pueblo judío fue alcanzado y llegó a formar parte del cuerpo de Cristo; pero el liderazgo se quedó estancado en Jerusalén durante muchos años. Varios años después de esa resurrección de Cristo, Saulo tuvo un encuentro con el Señor [se estima que unos seis años]; lo cual se describe en Hechos 9:1-18. Esto no fue simplemente el surgimiento de otro apóstol, sino más bien un instrumento, que captará plenamente la asignación de tal don ministerial. Después de nacer de nuevo, Saulo pasó muchos años preparándose bajo la guía de otros, principalmente del Espíritu Santo. En el capítulo 13 del Libro de los Hechos, el Espíritu Santo llamó a Saulo para ser enviado a desempeñar el oficio del Apóstol. Debo subrayar el hecho de que fue el propio Espíritu Santo quien llamó a Saulo para ser enviado, no los apóstoles de Jerusalén [Gálatas 1:17, lo cual es importante que se entienda. El poseedor del oficio de apóstol es llamado [Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1; Gálatas 1:1] y enviado por Dios, y no por ningún hombre; no estoy afirmando que el apóstol no necesite de otros ministerios, lo cual contradiría la declaración de Hechos 13:1-4. Cada ministerio es necesario para que el cuerpo de Cristo crezca balanceado [Colosenses 2:19], pero los ministerios del apóstol proveen el fundamento cuando la obra se origina [Romanos 15:20; 1 Corintios 3:6, 10-11; Efesios 2:20]. Por esta razón necesitamos entender y discernir quién es verdaderamente un apóstol, y quién es sólo un impostor. Así que, poniendo el principio divino [Génesis 1:11] en conexión con los dones ministeriales, cada uno de estos dones ministeriales debe multiplicarse en otros. El problema que encontramos hoy en día es que todos los que tienen un título, o posición en las congregaciones, están perpetuando sus propios nombres, en lugar de levantar la próxima generación de líderes espirituales en su medio. Nadie debe utilizar una posición de autoridad en el cuerpo de Cristo para su propio interés. En este sentido, el titular del oficio del Apóstol tiene la capacidad arraigada dada a través de la asignación divina para formar a estos líderes. Observe como Pablo formó dones ministeriales como Timoteo, Tito, Silas y muchos otros. Esta es la función principal del oficio del apóstol, dentro del cuerpo de Cristo. Satanás y sus fuerzas conocen perfectamente el daño que cada don ministerial puede infligir en su dominio; por eso ha corrompido el propósito de estos dones ministeriales, especialmente el Apóstol. Es indispensable que busquemos cuál es el propósito ministerial de Dios para nosotros, y que seamos diligentes en la tarea de alcanzarlo; porque Dios ha diseñado cada don ministerial con un propósito específico. Este propósito se encuentra dentro de la asignación ministerial, y es revelado por el Espíritu Santo. Cada creyente que ha sido llamado por Dios entrará en un proceso en el cual Dios formará Su propósito divino en el espíritu de ese creyente. Cualquier creyente que haya sido llamado a ejecutar el oficio de apóstol no alcanzará la plenitud de ese don ministerial, a menos que dicho creyente permita que Dios lo procese. Así que, vamos a detallar un poco más el propósito del oficio del Apóstol. Para descubrirlo, necesitamos estudiar la función ministerial de Cristo, y de algunos de los otros apóstoles, como Pablo y Pedro. El lenguaje de este pasaje expresa claramente la labor ministerial de Cristo. 

“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” Hebreos 3:1

Cristo estableció el camino para todos los dones ministeriales a seguir, particularmente el oficio del Apóstol; el cual, de nuevo, es responsable de la formación de todos los dones ministeriales. Observa cómo Cristo pasó innumerables horas enseñando a sus discípulos, a pesar de que en ese momento ellos todavía no habían nacido de nuevo; conociendo que la obra del Espíritu Santo entrará en efecto una vez que Él haya sido levantado en el cielo. 

“Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre. En aquel día pediréis en mi nombre; y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros.” John 16:25-26

La obra de Cristo refleja el significado original del don de cada ministro, especialmente el ministerio apostólico. Las evidencias de la asignación apostólica de Cristo pueden entenderse a través de la manifestación de los dones espirituales, por lo que debería ocurrir lo mismo en las obras de cualquiera que afirme estar ejecutando el oficio del apóstol. Son incuestionables las evidencias que confirmaron el apostolado de Cristo; lo que implicó su asignación divina.

“Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio.” Luke 7:22

Si Cristo necesitaba revelar su asignación divina con las evidencias visibles; ¿Acaso somos mejores que Cristo? Pablo tenía este concepto bien entendido; así que observe lo que Pablo declara en referencia a la evidencia de su asignación ministerial:    

“Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.” 2 Corintios 12:12

Como evidencia de tal asignación ministerial debe haber “señales” que deben confirmar ese don ministerial; Si tales señales faltan, tal persona no tiene tal don ministerial; simple y llanamente. Ahora Pablo ha establecido el grado de poder que está en operación por tal don ministerial [Lucas 8:46]. El dijo: “señales, y prodigios, y milagros”. Permítanme explicarles cada uno de ellos:

  1. “Señales “. El griego utilizado es “sēmeion” que significa: “Una marca, un símbolo, una señal; una prueba de algo que se puede ver a simple vista, y a través de ella se puede distinguir. Es una prueba que confirma algo extraordinario; como la resurrección de Cristo de la muerte en Mateo 12:38-40. Es un acto milagroso que fue traído por un poder superior a las leyes físicas normales, las cuales gobiernan el mundo físico. Por lo tanto, las señales validan a cualquiera que haya sido enviado por Dios, en este contexto particular; porque Satanás también podría producir tales señales similares en el mundo físico [Éxodo 7:22; 8:7, 18; Deuteronomio 13:1-2; Job 1:16; Marcos 13:22; 2 Timoteo 3:8]. No hay tal cosa como ser enviado por Dios para llevar a cabo una asignación apostólica sin tales evidencias visibles. Pablo enfatizó este punto en el versículo 12 cuando usó la palabra “señales” dos veces en el mismo pasaje.
  1. “Prodigio”. La palabra griega utilizada es “teras” que significa: “Un evento que puede ser usado como una señal, como un evento milagroso. También se utiliza para un hecho con carácter sobrenatural como en de algo que está a punto de producirse”. Las Escrituras diferencian entre señales y prodigios: en estos pasajes se utilizan las dos palabras griegas [Mateo 24:24; Marcos 13:22; Juan 4:48; Hechos 2:19, 22, 43; 4:30; Hebreos 2:4; and otros].
  1. “Hechos poderosos”. La palabra griega usada es “dunamis” que se usa para “Poder, fuerza, habilidad, potencia, virtud, energía, y otros; pero en 2 Corintios 12:12 se usa como “hechos poderosos” o “actos en los que el poder de Dios es perceptible”. Nuevamente, no hay tal cosa como proclamar estar llevando a cabo el oficio del Apóstol y no tener estos 3 tipos de evidencias visibles presentes. Cualquier individuo que no tenga estas manifestaciones está equivocadamente en el don ministerial equivocado. Si ese es el caso, tal persona debe retirarse inmediatamente de tal oficio ministerial, o sufrirá los resultados de usar el don ministerial de Dios. Una acción definitiva que se realiza a través del don ministerial de apóstol es la resurrección de personas muertas; como lo hicieron Jesús, Pablo, Pedro; la resurrección de los muertos es un acto irrefutable que debe confirmar el oficio del Apóstol. Hoy en día, muchos se llaman a sí mismos “apóstoles”, pero carecen de las señales, los prodigios y los hechos extraordinarios que deberían seguirles. El encargo de apóstol tiene como sello el pleno desenvolvimiento de los cuatro dones ministeriales mencionados en Efesios 4:11, que son:

“Y él mismo constituyó a unos, Apóstoles; a otros, Profetas; a otros, Evangelistas; a otros, Pastores y Maestros,”

Esto significa que cualquier persona que es llamada a ejecutar el oficio de apóstol obtiene las habilidades dadas por Dios para ejecutar como profeta, evangelista, pastor y maestro. Estos dones ministeriales están completamente desarrollados en el poseedor del ministerio de apóstol, los cuales pueden ser usados por él/ella en cualquier momento. Y asimismo, el poseedor de la asignación de apóstol ha recibido los nueve dones espirituales mencionados en los siguientes pasajes:

“Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.” 1 Corintios 12:8-10

Estos nueve dones espirituales se manifiestan al 100% en el poseedor del oficio del Apóstol, y pueden ser ejecutados en su totalidad por este don ministerial. Por favor, no confunda el trabajo misionero con el don ministerial del apóstol; lo cual puede dirigirlo a la asignación ministerial equivocada. La ausencia de la ejecución de todos los dones espirituales mencionados anteriormente descalificará a cualquiera de reclamar el oficio del Apóstol. Si Dios te llamó para ejecutar el don ministerial del apóstol, Él confirmará tu asignación divina a través de la manifestación de todos los dones ministeriales y todos los dones espirituales. Cuando Dios llama a alguien para ejecutar un don ministerial, Él se asegurará de que esta persona esté lista para ser enviada a realizar dicha obra ministerial. La falta de conocimiento ha hecho que la gente utilice los métodos que se usaban en el Antiguo Testamento, y al hacerlo crearon falsas doctrinas y falacias. Las más importantes diferencias entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento es el ministerio del Espíritu Santo; el cual era muy restringido en el Antiguo Testamento. Muchas personas le piden a Dios que confirme su asignación ministerial usando la forma del Antiguo Testamento, la cual no se aplica al cuerpo de Cristo. ¿Por qué los creyentes hacen eso hoy? Por la falta de claridad en el tema; lo que da cierta ventaja a Satanás, que ha corrompido el significado de los dones ministeriales, y al hacerlo, diluye la eficacia del cuerpo de Cristo contra sus poderes.

La Naturaleza Ministerial del Oficio del Apóstol:  

Cada don ministerial tiene su propia naturaleza diseñada; la cual impulsa [ejerce presión coercitiva sobre, o motiva fuertemente] al que lo ha recibido; esta naturaleza ha sido plantada en el creyente en el momento en que nació de nuevo. ¿Por qué no se me ha revelado mi don ministerial? Debido a la falta de conocimiento relacionado con este estudio; de hecho, la mayoría de las iglesias locales fueron establecidas como una congregación basada en un formato que fue desarrollado por otros; así que, quienquiera se estableció una congregación, simplemente siguieron el mismo modelo del concilio, o como en la mayoría de los casos, los diseños usados en el lugar de donde ellos vinieron. Rara vez se ve a alguien que busque lo que Dios ha establecido en su propia palabra, poniéndolo en práctica. Y sin embargo, con todos estos problemas, el evangelio de Cristo sigue siendo difundido; eso nos dice cuán poderosamente fue diseñado. Ahora bien, el uso del término “conocimiento” que he utilizado se relaciona con “la extracción de la verdad divina de Dios con la asistencia del Espíritu Santo”, y no con un mero conocimiento intelectual adquirido por los sentidos físicos. Y sobre este punto, la asignación del oficio del apóstol es fomentar los dones ministeriales dentro de las personas quienes fueron liberadas a través de su funcionalidad ministerial. Está en la naturaleza del don ministerial del apóstol, establecer, y entrenar a los creyentes en sus asignaciones ministeriales. Cuando usted cuenta con alguien que está ejecutando el oficio del llamado al apostolado como Dios lo diseñó, la abundancia de dones ministeriales serán como el propio diseño de Dios lo dispuso. Cada miembro del cuerpo de Cristo hará exactamente lo que Dios ha diseñado para ellos en Su Plan Divino. Consecuentemente, el trabajo ministerial de las congregaciones se ha vuelto improductivo hoy en día; porque carecemos del uso apropiado de los dones ministeriales. Cuando alguien tiene la naturaleza ministerial de un apóstol, esto lo impulsará a ejecutar exactamente aquello para lo que esta naturaleza ministerial fue diseñada. Pero si tenemos un grupo de personas que se hacen llamar “apóstoles”, y lo único que hacen es manipular y controlar a los demás, entonces tenemos las consecuencias de sus acciones; que es la ineficacia en las congregaciones. Estos falsos apóstoles serán castigados por el daño que causan a cada miembro del cuerpo de Cristo. Ser un apóstol es una asignación ministerial seria, y me sorprende cómo la gente hoy en día toma este llamado ministerial tan a la ligera; como si no hubiera consecuencias por hacer lo que Dios nunca los llamó a realizar. Por la naturaleza del oficio del apóstol, él/ella no permanece en un lugar para perpetuar su nombre, o asignación divina, sino que a menudo se mueve de un lugar a otro hasta que el trabajo ministerial está terminado; después de eso, él/ella lo vuelve a hacer de nuevo. Algunas personas pueden encontrar este círculo de asignaciones ministeriales un poco tedioso, lo cual sería así si usted no fuese llamado a hacer este tipo de obra ministerial. El genuino poseedor del oficio del Apóstol encontraría este tipo de asignación ministerial gratificante, y no hay absolutamente nada más que lo haga sentir de esa manera. Si prestas atención a la obra ministerial de Cristo, observarás cómo la naturaleza de su misión ministerial le impulsaba de tal manera que sus discípulos no podían entenderle, al menos hasta que nacieron de nuevo. Lo mismo sucedía con Pablo, Pedro, Santiago y todos aquellos de los que nos hablan las Escrituras. Puedo hablarte todo sobre la naturaleza de los dones ministeriales del Señor, pero hasta que tú no lo disciernas, no podrás percibir plenamente su verdadera sustancia. Además, cuando usted está sujeto a la naturaleza de su don ministerial, no hay absolutamente nada que le interese más que cumplirlo. Ninguna posesión material, dinero, fama y otras cosas mundanas, pueden hacerte sentir como la naturaleza del don ministerial de Dios. Estas son las evidencias de un genuino poseedor de cualquier don ministerial, especialmente el poseedor del don ministerial de apóstol. Tomemos a Moisés por ejemplo; él tenía todas las cosas que acabo de mencionar, pero había algo en él que era más poderoso que estas cosas materiales. La naturaleza de la asignación ministerial de Dios lo estaba impulsando hacia el propósito de Dios para él. Sin embargo, necesitaba tomar una decisión: obedecer a esta naturaleza interior o permanecer en la misma condición. En el corazón de Moisés había un conflicto interior, y se vio obligado a tomar una decisión. En el libro de Éxodo 2 se registra que Moisés decidió dejar la forma impía de vivir. Después de eso, Moisés pasó 40 años en el desierto donde fue procesado por Dios; como lo muestra Esteban en los siguientes pasajes:     

“Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y obras. Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. Y al día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? ¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al egipcio? Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos. Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego de una zarza. Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía a mirar. Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa. Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto. A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a este lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza. Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años.” Hechos 7:22-36

Cualificaciones Bíblicas del Oficio del Apóstol: 

 Repasemos algunas de las Escrituras que detallan la elegibilidad de alguien para llevar a cabo la asignación del don ministerial del apóstol.   

“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios” Romanos 1:1

El apóstol está llamado a ser un “servidor” y no un “manipulador”. La naturaleza del verdadero poseedor del oficio del Apóstol es ayudar a otros, restaurar, enseñar a otros a usar los dones espirituales, en particular a desarrollar sus dones ministeriales. Pero él/ella siempre da prioridad a las necesidades de otras personas, esta es la naturaleza de este don ministerial. ¿Puede alguien que ha sido llamado a ejecutar el oficio del Apóstol perder su propósito principal? Puede suceder. De hecho, tenemos un claro ejemplo de ello en la propia vida de Judas Iscariote, que decidió corromper su camino a través de la codicia y la avaricia. Judas fue asignado al oficio del ministerio de apóstol por el mismo Cristo, y al final Judas cedió al engaño de Satanás. Mira lo que dicen las Escrituras sobre Judas Iscariote.  

“Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo, Simón el cananista, y Judas Iscariote, el que también le entregó.” Mateo 10:1-4

“En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con nosotros, y tenía [haber sido designado para una] parte en este ministerio [el oficio del Apóstol]. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; Y: Tome otro su oficio [Salmo 109:8].” Hechos 1:15-20

En estos pasajes Pedro es muy claro en la explicación relacionada con el función de Judas Iscariote en el apostolado. La traición de Judas fue profetizada por David en el Salmo 109, que contiene partes de las profecías del Mesías. Dios miró en el futuro, a un hombre entre los asignados para ser apóstoles, y este hombre decidió entregar su corazón a Satanás, como se expresa en los siguientes pasajes:

“Y entró [tomó posesión de, como en apoderarse, apoderarse, capturar, conquistar] Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número [contado con] de los doce.” Lucas 22:3

“Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquel es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón. Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.” Juan 13:26-27

Dios nunca escogió a Judas Iscariote para traicionar a Cristo, pero, como he dicho antes, Dios miró hacia el futuro y vio a Judas Iscariote corromper el oficio del apostolado. Así que puedo decir sin ninguna duda que cualquier cargo ministerial puede ser corrompido si la persona designada allí decide ir en esa dirección. Como había dicho antes; cuanto más importante es la asignación ministerial, más grande es el grado de responsabilidad; Dios exigirá más de aquellos que han recibido más. En el siguiente pasaje Cristo afirmó este principio divino, que podemos aplicar en el sentido limitado para apoyar el punto bíblico. Necesito aclarar esta aplicación limitada del texto siguiente, porque todo el significado de la parábola tiene que ver con la mentalidad en vista de la segunda venida literal de Cristo a la tierra. Dice así:

 “Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.Lucas 12:48

Es nuestro deber mantener el don ministerial alejado de cualquier tipo de influencia o corrupción mundana. Pero para que cualquier creyente pueda mantener su don ministerial como Dios lo ordenó, él debe estar conectado con la unción y la presencia del Espíritu Santo; de otra manera, sería imposible hacerlo. Judas tomó la decisión de corromper el oficio del apostolado y a la larga pagó el precio. Así que Pedro utilizó un lenguaje fuerte relacionado con el llamado ministerial de Judas; eso debería ser como una advertencia para cualquiera que tenga un llamado ministerial. En Hechos 1:17 Pedro declaró “y [Judas Iscariote] era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio”. La palabra griega usada para “contado” es “katarithmeō” que significa; “contado como uno de un grupo, o como parte de él.” Esto significa que Judas Iscariote estaba de hecho entre los 12 apóstoles originales nombrados por Cristo. Muchos escritores han distorsionado el significado del concepto bíblico diciendo que Judas Iscariote nunca fue uno de los doce apóstoles designados. Sin embargo, las Escrituras revelan lo contrario. ¿Has leído alguna vez Romanos 11:29? Donde claramente declara la posición de Dios con respecto a los dones y asignaciones ministeriales:

“Porque irrevocables son los dones [espirituales] y el llamamiento [ministerial] de Dios.” Romanos 11:29

Evidencias Bíblicas que Confirman el Oficio del Apóstol: 

A cada poseedor de cualquier asignación ministerial se le han dado dones y habilidades espirituales específicas que deben respaldar el don ministerial de cualquier creyente. No importa que tipo de título, o posición alguien profese tener, si hay una ausencia de las evidencias mencionadas en el texto bíblico, entonces la persona no ha sido llamada a ejecutar tal don ministerial. Nadie puede profesar ser llamado a ejecutar el don ministerial de la enseñanza a menos que tal individuo posea la habilidad única de enseñar las profundidades de Dios como se expresan en Su palabra. Lo mismo se aplica a cualquier otro don ministerial, particularmente al oficio de apóstol. ¿Cuál es, entonces, la evidencia para probar el don ministerial de apóstol? En primer lugar: cualquiera que pretenda ser el poseedor del oficio de apóstol debe tener la plena manifestación del don ministerial de profeta, evangelista, pastor y maestro. Estos cuatro dones ministeriales en plena manifestación en un individuo es lo que hace a alguien poseedor del oficio de apóstol. Cuando digo “completa manifestación”, quiero decir, completamente desarrollados o creciendo de tal manera que esta persona conoce todo acerca de cada uno de estos dones ministeriales con sus respectivas funcionalidades. Él desempeña el ministerio de profeta, evangelista, pastor y maestro en su plenitud. En segundo lugar: todos los dones espirituales mencionados en 1 Corintios 12:8-10 son totalmente operativos en esa persona, que tiene los cuatro dones ministeriales funcionando a plena capacidad. Además, esta persona, que dice poseer el don ministerial de apóstol, conoce todo acerca de cada uno de estos nueve dones espirituales, en particular la funcionalidad de cada uno. En tercer lugar: la manifestación de milagros particulares a través del oficio de apóstol; que detallaremos en pleno contexto bíblico, más adelante en esta sección. El poseedor del Apóstol puede realizar lo que el profeta puede realizar, pero como el Apóstol también realiza los otros tres dones ministeriales, puede expandir el uso de los otros dones ministeriales para realizar lo que el profeta solo no puede debido a la limitación existente dentro de su asignación ministerial. Aquí está la sabiduría de Dios, muchos en el cuerpo de Cristo han sido llamados a ser “profetas” pero cada uno de ellos podría experimentar el fluir de más de un don ministerial; lo cual trabaja en la diversidad de las operaciones de Dios declaradas en 1 Corintios 12:6. La combinación de dones ministeriales esta bien registrada en las Escrituras, donde mas de un don ministerial es ejecutado por un individuo; por ejemplo, en Hechos 13:1-4 Pablo y Bernabé fueron contados como “profetas y maestros”; justo después de que ambos fueron enviados a ejecutar el oficio de Apóstol. En casos de una combinación de dones ministeriales operando sobre un individuo, siempre hay uno de ellos que es más pronunciado que el otro. En el caso del poseedor del don ministerial de apóstol, él/ella tiene estos cuatro dones ministeriales en plena funcionalidad. Este hecho hace que la asignación del Apóstol sea tan visible, que no hay manera de que este don ministerial pase desapercibido. De nuevo, la evidencia que sigue a cualquier don ministerial es lo que determinara la autenticidad de cualquier don ministerial, no solo ciertos títulos, o posiciones dadas por un hombre. Aquí es donde hemos fallado en identificar los dones ministeriales en cada creyente, porque carecemos de la definición bíblica de cada don ministerial. No tienes que gritar al viento que tienes un don ministerial, solo deja que la evidencia pruebe o demuestre lo que Dios te ha llamado a ejecutar. En cuarto lugar: el poseedor del oficio de apóstol posee habilidades únicas que no le son dadas a ningún otro don ministerial; esto se debe a la naturaleza que está impregnada en el don ministerial del apóstol. Como tal, él/ella puede organizar, preparar y asignar no sólo los cuatro dones ministeriales mayores, sino también los otros dones ministeriales menores, que apoyan estas asignaciones ministeriales mayores. Es necesario recordar que el portador del don ministerial de apóstol permanece en una región local para levantar estos dones ministeriales, es decir, provenientes de entre las personas que se convierten a través de su trabajo evangelístico. Una vez cumplida esta asignación divina, él/ella se trasladará a otra región para llevar a cabo esta asignación divina una vez más. Este es el trabajo ministerial de cualquier creyente que sea poseedor del don ministerial de apóstol; el cual está detallado en la asignación ministerial de Cristo, y los apóstoles. El poseedor del oficio de apóstol no es el gobernante de ninguna de estas congregaciones locales establecidas por él/ella, como está sucediendo hoy en día. Esta acción es una infracción directa de los límites bíblicos puestos por Dios sobre la funcionalidad de cada don ministerial. Cualquier creyente que intencionalmente esté quebrantando tales límites bíblicos ha caído en el mismo castigo que aquellos que han sido enviados por Satanás, a menos que él/ella se arrepienta de ello y se aparte de volver a hacerlo. Después que la congregación es establecida por el oficio de Apóstol, él/ella puede regresar a “supervisar” el trabajo de los dones ministeriales que fueron puestos en su lugar a través de su función ministerial. Si estos dones ministeriales necesitan alguna orientación o corrección, él/ella podría proponer los pasos a seguir, para asegurar que su trabajo ministerial no fue en vano. Por lo tanto, el Espíritu Santo guiará al poseedor del don ministerial de apóstol cómo proceder ante cualquier cosa que no se conduzca como Él lo requiere. No hay ningún lugar en toda la Escritura donde coloque al poseedor del oficio de apóstol como perpetuándose en una congregación local. De hecho, de los cinco dones ministeriales principales, el único que no está diseñado por Dios para permanecer en un lugar específico es el don ministerial del apóstol, mientras que los otros 4 dones ministeriales principales no están diseñados por Dios para saltar de un lugar a otro. El poseedor genuino del don ministerial del apóstol se traslada de región en región llevando a cabo la asignación ministerial divina; la cual incluye la implementación completa de los cuatro dones ministeriales y el levantamiento de más dones ministeriales. Estas son las diferencias entre el don ministerial del apóstol y los otros cuatro dones ministeriales; el apóstol viaja frecuentemente mientras que los otros funcionan localmente. Se puede observar como Pablo estableció congregaciones locales en cada región, viajó; formando dones ministeriales capaces de continuar el propósito divino, que es la propagación del evangelio de Cristo. Cuando desglosamos la forma en que el cuerpo de Cristo fue establecido por Dios, podemos notar el fundamento; que es Cristo. Y la estructura correcta, que tuvo a los Apóstoles originales colocando los elementos que formarán cada don ministerial; es decir, desde cada una de las narraciones de los evangelios hasta los escritos de los apóstoles, se puede extraer la funcionalidad del cuerpo de Cristo. La desinformación de las funciones de cada don ministerial ha creado un movimiento completamente diferente en el que cada uno hace lo que le da la gana; creando incluso una rivalidad entre los dones ministeriales. Este tipo de problemas no son nada nuevo, como podemos ver lo que estaba sucediendo en la región de Corinto, y Pablo trató en los siguientes pasajes:

“De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres [del mundo]? Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales? ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.” Corintios 3:1-11

¿Qué tipo de fundamento ponen las personas cuando crean una congregación local? Si no están familiarizados con el contenido de las Escrituras, ¿cómo pueden poner el correcto? Existe la posibilidad de poner el fundamento equivocado usando elementos equivocados; lo cual resultará en un fracaso substancial.

Cualificaciones Bíblicas del Oficio del Profeta:

Como cualquier otro don ministerial, cualquier persona llamada a ejercer el don ministerial profético debe ser un ejemplo para los demás. Las directrices bíblicas para la elegibilidad para ejercer el oficio profético son diferentes en el Nuevo Pacto que en el Antiguo Pacto, como he dicho antes. Después del establecimiento del cuerpo de Cristo, se requiere que cualquier persona que aspire a ejecutar el oficio de profeta debe haber nacido de nuevo y debe haber un cambio en el comportamiento pasado de esta persona. Esto es seguido por el propio don ministerial para ejecutar la asignación profética. Ahora, en el Antiguo Testamento la escuela de profetas fue establecida para instruir a todos los que fueron designados para ejecutar esta asignación ministerial; a veces un solo poseedor de esta asignación divina es visto comprometiéndose con un individuo específico para proveer instrucción para llevarlo a cabo. La congregación local es el lugar que Dios había designado donde cualquier persona asignada por Dios debería de ser instruida y preparada. La tarea de formar ese don ministerial será un desafío si el liderazgo local carece de preparación bíblica, es decir, si no desarrollan ese don ministerial específico. Normalmente hoy en día los pastores locales carecen de la habilidad de formar ese don ministerial profético, esto es debido a la ausencia de dones espirituales en el don ministerial de pastor, quien fue diseñado por Dios para ejecutar un área específica diferente, es decir, la restauración de los individuos bajo su cuidado. En muchas congregaciones locales prefieren mantenerse alejados del uso de este don ministerial del profeta excluyéndolo de su propia congregación; lo que según ellos, les dará menos dolores de cabeza. Se ha vuelto tan normal tener un solo don ministerial al frente de la congregación local, que los creyentes se desaniman de buscar sus propias asignaciones ministeriales. Entonces, se preguntan por qué no se experimenta el mismo grado de poder de Dios y crecimiento espiritual en medio de ellos como Dios lo ha diseñado. De nuevo, un solo don ministerial dirigiendo una congregación local estorbará a otros en su efectividad para servir al Señor. Ningún creyente debe ser desanimado de perseguir cualquier don ministerial, particularmente el don del ministerio profético, solo porque hombres pervertidos lo han usado mal. El supremo llamamiento de Dios sobre un creyente no es razón suficiente para colocar a un creyente a ejecutar un don ministerial; esa es una parte necesaria, o esencial, pero no la única parte requerida. Debido a que la ejecución del don ministerial profético está diseñada para funcionar en la congregación local, la persona designada por Dios para ejecutarlo debe formarse ministerialmente en la misma congregación local. Él/ella se moverá a un lugar diferente sólo si Dios lo considera necesario; lo cual raramente sucede. Él/ella se asociará con otros con el mismo don profético, para compartir y edificar a otros, especialmente el levantamiento de otros dones ministeriales proféticos. No podemos descartar la idea de que un creyente tenga un don ministerial combinado; es decir, la imposición de dos dones ministeriales diferentes en una sola persona. No es raro que esto suceda, el problema es la falta de claridad cuando sucede. Generalmente cuando sucede, un don ministerial es mas dominante que el otro. Para ser calificado para ejecutar esta asignación profética el creyente debe aprender a seguir las instrucciones dadas por el Espíritu Santo; dentro de las directrices bíblicas establecidas en las Escrituras. Debe ser una persona que haya pasado un tiempo considerable en perfeccionar su conocimiento en el tema profético; ya que esto permitirá que el proceso de preparación avance de manera consistente. Esto también prevendrá la contaminación de este don ministerial por falacias, o falsas doctrinas; que podrían corromper el carácter de cualquier poseedor de cualquier don ministerial, en particular, el oficio del profeta.Es necesario estudiar los mecanismos usados en las Escrituras, e integrarlos para que se adapten a su don ministerial; lo cual debe hacerse con la ayuda de los otros dones ministeriales, especialmente el don ministerial de maestro. Ejecutar un don ministerial no es un juego, como muchas personas hacen hoy, es una responsabilidad seria que beneficiará o perjudicará a muchas personas. Una persona que ejecuta un don ministerial profético puede destruir la vida de una persona por el mal uso de su don ministerial. Al igual que el oficio de apóstol, el don ministerial del profeta podría ser corrompido al usarlo para beneficio personal. El poseedor de cualquier don ministerial permanecerá fiel a su propósito divino en proporción a su crecimiento espiritual. 

Permítanme añadir algo de historia sobre la trayectoria del don ministerial del profeta a lo largo de los tiempos. Todos conocemos el desarrollo del oficio del Profeta en el Antiguo Testamento. Había dos tipos de Profetas: los que hablaban profecía y los que sólo escribían profecía. Todos los elementos implementados para llevar a cabo el Nuevo Pacto fueron predichos por estos hombres, como se revela en los siguientes pasajes:

“Y les dijo, Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.” Lucas 24:44

“De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.” Hechos 10:43

“Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle. Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro.” Hechos 13:27-29

En el siguiente conjunto de pasajes observe la conexión entre el profeta y la búsqueda diligente del significado de lo que está escrito:

“obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles.” 1 Peter 1:9-12

Si podemos subrayar las palabras claves dadas en estos pasajes y apreciar realmente la estructura mental de aquellos que ejecutaban el oficio de profeta. Observando constantemente lo que fue escrito por el mismo Espíritu Santo que inspiró a los escritores; el mismo Espíritu Santo les reveló que tales escritos proféticos se cumplirían muchos años después de ellos. Sin embargo, nos muestra dónde estaba el corazón de estos profetas. ¿Puede usted ver la misma diligencia en los llamados profetas de hoy en día? Es espantoso escuchar las declaraciones de estos hombres hoy en día; revelando la falta de conexión bíblica que poseen. Cristo, Pablo, Pedro y Juan anticiparon las obras de estos supuestos profetas; de los cuales se nos advierte. ¿Leemos algunas de estas advertencias? Por qué no, refrescarán su conocimiento:

“Guardaos [La palabra griega utilizada es “prosechō” que significa: “proteger, o escudo contra. Es debido a sus caminos engañosos” este significado es bajo este contexto específico] de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro [la palabra griega utilizada es “esōthen” que significa: “el interior, o su núcleo”. Esto está implicando el nivel de corrupción en su alma; la cual ha sido contaminada por elementos mundanos. En este contexto específico] son lobos rapaces.” Mateo 7:15

“Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos.” Mateo 24:11

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 1 Juan 4:1

La Definición Bíblica del Oficio del Pastor: 

La palabra griega utilizada en Efesios 4:11 para el don ministerial de “pastor” es “poimēn”, que se utiliza sólo una vez en referencia al don ministerial en sí. La misma palabra se usa 17 veces en referencia a “pastor, o uno que cuida ganado”. Es importante entender el contexto en el que se usa esta palabra, porque en algunos casos, implicará “pastor de animales literales” como se usa en Lucas 2:8, 15, 18, 20; pero en otros contextos, la misma palabra se usa metafóricamente para implicar “el tipo de funciones realizadas por el trabajo literal de un pastor.” En Efesios 4:11 la palabra se utiliza para referirse a las funciones asignadas a ese individuo en particular. A lo largo del libro de los Hechos podemos encontrar a los que poseen los dones ministeriales de: El apóstol, el profeta, el evangelista y el maestro; pero el don ministerial del pastor no se menciona directamente ni una sola vez en el libro. Pero como el que tiene el oficio de apóstol es capaz de ejecutar plenamente los otros cuatro dones ministeriales [Efesios 4:11], él ejerció bajo el don ministerial de pastor hasta que fue capaz de formar a alguien con tal don ministerial. Aunque el don ministerial no se menciona directamente, eso no significa que no hubiera nadie con tal don ministerial. Así que, refiriéndonos una vez más a las funciones del oficio del apóstol, se le asigna la responsabilidad de formar a otros en sus funciones ministeriales. Y permítanme recordarles que las directrices dadas a estos dones ministeriales no se establecieron hasta que el Espíritu Santo influyó en Pablo para que escribiera sobre ello, lo cual tuvo lugar muchos años después de que él fuera enviado por el Espíritu Santo para desempeñar el oficio de apóstol [Hechos 13:1-4]. Esta es la razón por la cual los apóstoles en ese tiempo fueron enviados a las regiones locales para formar los dones ministeriales en sus asignaciones ministeriales. Esto excluía a los 12 apóstoles en Jerusalén que decidieron quedarse allí tratando con los judíos. Los continuos traslados de Pablo de una región a otra eran para difundir el evangelio de Cristo, pero también para formar los dones ministeriales locales. Antes de los escritos de Pablo, no había directrices escritas para que las congregaciones locales siguieran, aparte de las instrucciones verbales proporcionadas por el que poseía el don ministerial. Cualquier don ministerial podría haberles proporcionado estas instrucciones, no siendo necesaria la acción directa del apóstol, pero estas instrucciones estaban perfectamente alineadas con la estructura del apóstol.  Tal como sucedió con Pablo y Pedro en que ambos tenían el mismo evangelio de Cristo; aunque diferentes programas [Gálatas 2:1-10]. Es imperativo que entiendas este punto, lo que te facilitará tener el cuadro completo de lo que sucedió en aquel tiempo. Las instrucciones bíblicas fueron dadas por dones ministeriales locales que fueron formados por otros y guiados por el Espíritu Santo, quien envió a aquellos que estaban listos para hacerlo. Hoy en día tenemos la palabra escrita de Dios, que se supone que nos guía en la formación de cada uno de los dones ministeriales, sin embargo, la mayoría de las personas en la posición de liderazgo carecen de la base bíblica.

Ahora bien, la palabra griega “poimēn” o “pastor” [de ovejas] se utiliza metafóricamente 13 veces para expresar las tareas que realizan estas personas. ¿Qué significa esto? Qué podemos establecer el perfil del don ministerial del pastor a través de las funciones asignadas a este tipo de trabajo. Examinemos algunos de estos pasajes en los que la palabra griega se utiliza “metafóricamente para revelar estas funciones”:

La Naturaleza Ministerial del Oficio del Maestro: 

Está basado en el propósito diseñado de este don ministerial; el cual motiva a esta persona a buscar el auténtico significado declarado en la declaración bíblica. Debido a la asistencia especial del Espíritu Santo sobre este don ministerial específico, el que lo posee es capaz de extraer tal significado del texto sin corromperlo en el proceso. Una persona que no tiene esta naturaleza ministerial extraerá imprudentemente el significado del texto bíblico; el cual utilizará para su propio beneficio. Muchos creyentes han desarrollado el mal hábito de extraer cualquier significado que puedan encontrar cuando están leyendo el texto bíblico, lo cual está prohibido en la Escritura [Deuteronomio 4:2; 12:32; Proverbios 30:6; Mateo 15:6-9, 13; Apocalipsis 22:18-19]. También muestra la falta de respeto a Dios y a Su divina palabra; ya que sin ello muchos se han convertido en blasfemos y apóstatas, como afirma Pedro en los siguientes pasajes:

“sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio; y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor. Pero estos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición, recibiendo el galardón de su injusticia, ya que tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas, quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta. Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. Pues hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error. Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.” 2 Pedro 2:9-22

Para quien desconozca el camino que espera a los que se corrompen por el mal uso del texto bíblico; alinearé los puntos clave mencionados por Pedro. Es necesario traer estos puntos a la atención de cualquiera que lea la Palabra de Dios, como un recordatorio de cuáles son las repercusiones por el uso fraudulento de la Palabra divina.

Estas son sólo algunas páginas de todo el libro, que es uno de los más completos y precisos a la hora de definir bíblicamente cada don ministerial. Si te interesa saber más sobre él, aquí tienes el enlace donde puedes pedirlo. Estoy absolutamente convencido de que su perspectiva bíblica será completamente diferente después de haber estudiado este libro doctrinal. Oro para que nuestro Dios ilumine tu entendimiento mientras llegas a conocerle. Amén.

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